Periodismo europeo: una lenta decadencia


por C. W. Anderson


Como indican David Levy, director del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, y Rasmus Kleis Nielsen, un fellow post-doctoral en el Instituto y profesor asistente en la Universidad Roskilde de Dinamarca, en su libro El cambiante negocio del periodismo y sus implicaciones para la democracia, “no hay una crisis (del periodismo), sino diferentes crisis en diferentes países”. Y, como argumenta Nielsen, “copiar simplemente elementos del debate norteamericano es raramente una buena manera de entender la situación en otras partes –¡y a veces el consenso emergente en este debate no es siquiera suficiente para entender los propios Estados Unidos!”.

Rasmus Kleis Nielsen: Nuestro libro es no sólo sobre política de los medios en una variedad de países del mundo, donde comprendemos que hay diversos niveles de compromiso del Estado para sostener la provisión de noticias. Es también sobre cómo está cambiando el negocio del periodismo. Así como los europeos pueden aprender mucho de la excitante variedad de nuevos experimentos periodísticos sin fines de lucro y algunos pequeños con fines de lucro lanzados en los Estados Unidos durante la última década, los periodistas norteamericanos y los gerentes de los medios necesitan saber cómo las organizaciones europeas han manejado por décadas sus redacciones con una mucho menor base de ingresos que la que había en la prensa norteamericana –porque probablemente necesitarán hacer lo mismo en el futuro, si los ingresos publicitarios extraordinariamente altos (comparativamente hablando) de los periódicos norteamericanos continúan cayendo.

David Levy: Muchos comentaristas norteamericanos se han concentrado –muy justamente—en la declinación dramática de ingresos en la industria de periódicos de los Estados Unidos durante los últimos años. La OCDE ha documentado una declinación del 30 por ciento en los ingresos totales de 2007 a 2009, comparado con el 10 por ciento en Alemania y el 4 por ciento en Francia, por tomar dos ejemplos. El análisis comparativo puede mostrarnos no sólo estas vívidas diferencias en cómo se han desarrollado las cosas en los últimos años en países con niveles similares de acceso a, y uso de, Internet, sino también recordarnos que los puntos de arranque, alrededor de 2.000, han sido completamente diferentes. La prensa norteamericana está atravesando una transición particularmente dolorosa en estos años a medida que las audiencias y los avisos se mueven cada vez más hacia el online y el celular –en parte porque fue tan excepcionalmente rentable durante los 80 y los 90, y actuó durante demasiado tiempo como si fuera a seguir siéndolo.

Pregunta: Retrocediendo, ¿pueden contar los orígenes del libro? ¿Cómo tomaron la decisión de realizarlo?

DL: Comencemos con una observación para explicar nuestros motivos: una noción prominente en los debates acerca del futuro de Internet es que Internet matará al periódico. ¿De dónde viene esa idea? De los Estados Unidos –y dentro de su marco de referencia nacional, tiene mucho sentido. La crisis actual en la industria de periódicos norteamericanos coincide más o menos con el ascenso de Internet y en particular de la llamada web 2.0 y el movimiento hacia la Internet móvil. Internet sube, los diarios bajan, y es tentador concluir sencillamente que un desarrollo causa el otro.

He aquí el problema: en Finlandia y Alemania, por ejemplo, hay niveles de acceso y uso de Internet que son tan altos como en los Estados Unidos, y, sin embargo, la industria de periódicos allí está mucho más fuerte y en condición más estable que su contraparte norteamericana. Así que, claramente, la narración simple –Internet sube, los diarios bajan—no puede ser la historia completa. Desde nuestra perspectiva, es sólo una ilustración de cómo la investigación comparativa puede arrojar nueva luz sobre un tema donde todo el mundo piensa que ya “conoce” la respuesta. Así que reunimos a los colaboradores del libro con otros distinguidos estudios de los medios como Paul Starr, Paolo Mancini y Nick Lemann para un taller en que se comparasen las experiencias en el área y para pensar algunos de los temas comunes y las zonas de diferencia (…) Nosotros estamos basados en Gran Bretaña, y en algunos círculos locales hay una tendencia a culpar a la BBC, con su oferta rica y libremente accesible en Internet, por las dificultades que han tenido los periódicos en hacer dinero online. Claramente, enfrentan una dura competencia, pero si los periódicos en los Estados Unidos, que no enfrentan una competencia como la de la BBC en su mercado nacional, tienen problemas similares, otra vez, esta no puede ser la historia completa.

(…)

P: ¿Pueden hablar un poco acerca de sus más importantes hallazgos?

DL: Se habla mucho de que el periodismo está en crisis. Nuestro libro demuestra muy claramente que no hay una crisis, sino diferentes crisis en diferentes países –algunas con raíces primarias en la recesión global, algunas en los desarrollos tecnológicos, algunas en desarrollos de políticas o la falta de ellas. En algunos países, parece exagerado siquiera hablar de crisis.

RKN: Con algunas excepciones notables, incluyendo al Reino Unido, los países de Europa occidental han visto reducirse los ingresos de los periódicos del 5 al 10 por ciento entre 2007 y 2009, durante la peor recesión global desde los años 30. No es mucho peor de lo que hemos visto en recesiones previas, como la de 2001-2003. Estos periódicos no han practicado los drásticos recortes de personal en las redacciones que hemos visto en los Estados Unidos. Muchas compañías de noticias europeas enfrentan más lo que Frank Esser y Michael Brüggemann, en su capítulo sobre Alemania, llaman “una crisis estratégica”, que la más urgente crisis que asuela a la prensa norteamericana, con sus muy altos costos heredados y, a menudo, cargada de una deuda considerable.

El desafío estratégico es cómo construir la lealtad de un consumidor en base al valor de una marca y al capital humano ya existentes –para hablar la lengua de los negocios—, y navegar la transición hacia un ambiente de las comunicaciones en el cual el periodismo profesional será todavía importante, pero probablemente menos importante en términos relativos, y donde los medios de noticias serán casi con certeza menos rentables y menos usados de lo que lo han sido en algunos países.

Para algunos –como Hannu Nieminen, que escribe sobre Finlandia–, hay razones para temer una clase diferente de crisis, una que no tiene que ver con los indicadores de mercado de los medios o con niveles de uso o similar (que existen sobre todo en Finlandia), sino con cuestiones de calidad y el desbaratarse de un amplio y heredado consenso sobre políticas sociales y democráticas para los medios, que los han apuntalado durante medio siglo.

P: Una de las tendencias clave en Europa durante las dos décadas pasados ha sido un desfinanciamiento gradual de los medios públicos y el reemplazo de la llamada “opción pública” por más sistemas de medios basados en el mercado, en particular en el mundo de la TV. ¿Hay algunas ideas sobre esta tendencia en su informe?

DL: Es verdad que los medios públicos están bajo cierta presión en varios países europeos, incluyendo Italia y, hasta cierto punto, el Reino Unido, y que el desarrollo del lado online del servicio público ha sido sujeto a crecientes límites regulatorios en Alemania y otras partes, con el ojo puesto en dar oportunidades a las empresas privadas para construir sus negocios sin demasiada competencia de jugadores que tuvieran fondos públicos. Es importante mantener la perspectiva, sin embargo. La mayoría de los sistemas de medios en Europa occidental siguen siendo mucho más “mixtos” que el norteamericano, dominado por el mercado, y quizás esta es la razón por la que parecen, en general, haber resistido mejor de cara a la recesión global –aún si los expone a otras fuerzas, más políticas, como hemos visto en Italia y en muchos otros estados miembros de la Unión Europea.

Mientras los cánones de las licencias no han sido actualizados, siempre de acuerdo con la inflación y ciertamente no con el crecimiento de los ingresos de algunos sectores de las industrias privadas de medios, los desarrollos actuales no han cambiado el rol relativo de los medios públicos en Europa occidental de algún modo cercano a lo que produjo la amplia desregulación y la apertura de los mercados de televisión a operadores comerciales en los 80. En la mayoría de los países europeos estudiados aquí, los medios públicos todavía atraen el 30 por ciento o más de la audiencia televisiva –más de diez veces el nivel de los Estados Unidos.

DL: El periodismo está, sin dudas, cambiando dramáticamente en todas partes. Pero hay dos razones por las que el modelo de periodismo digital norteamericano no puede ser transferido fácilmente a Europa. El primero es simplemente de escala: lo que es posible en un país de más de 300 millones de personas puede ser más difícil de lograr en un país de 60 millones, y ni hablar de uno de cinco millones, como Finlandia. Segundo, hay una diferencia en el financiamiento. Buena parte de la experimentación norteamericana ha sido financiada por fundaciones. La escala de ese financiamiento es una peculiaridad del contexto norteamericano, que no es fácil de replicar en otras partes. En verdad, algunos podrían argumentar que mucha de la innovación digital en el Reino Unido ha sido financiada por la pública BBC más que por ninguna fundación. Así que hay una diferencia, pero también un desafío en ambos lados del Atlántico: descubrir modelos de negocios digitales sustentables que no dependan del Estado o las fundaciones en el largo plazo (…)
Aquí, versión original de este artículo, en inglés.
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