reportaje / historia

Fukushima a la luz de "Hiroshima"


Miguel Muñoz
Portada de The New Yorker del 31 de agosto de 1946


El 31 de agosto de 1946, la revista The New Yorker sacaba un número muy especial. La portada consistía únicamente en un dibujo de estilo primitivista que representaba un parque urbano con gente divirtiéndose. No había ningún adelanto del contenido, sólo el logo de la publicación, la fecha y el precio: 15 centavos.

Horas después del lanzamiento -que tuvo una tirada aproximada de 300.000 copias-, todos los ejemplares se agotaron. Los precios de reventa en la calle alcanzaban los veinte dólares. Las revistas de crítica lo reseñaban como si se tratase de un libro. Emisoras de radio leían para sus oyentes el contenido íntegro.

Ese 31 de agosto de 1946, una única historia ocupó toda la extensión del New Yorker, con la única excepción de la programación del teatro de la semana en Nueva York. La historia de seis supervivientes al bombardeo de Hiroshima, apenas un año después de que el Enola Gay lanzara la bomba atómica sobre el centro de la ciudad japonesa. El artífice: John Hersey, un periodista estadounidense nacido en China, corresponsal de guerra de la revista Time y colaborador del New Yorker.

Sesenta y cinco años después, Japón ha vuelto a llenar portadas. Un terremoto, un tsunami y una crisis nuclear han sido suficientes para que el primer ministro, Naoto Kan, hablase de la peor crisis nipona desde la Segunda Guerra Mundial. Una crisis que, aún vista en caliente, parece haber tenido un final menos amargo. No solo por la envergadura sino porque en esta ocasión no se ha tratado de un acto de guerra deliberado. De momento, los recuentos hablan de 10.019 muertos y de más 17.500 desaparecidos -las bombas de Hiroshima y Nagasaki dejaron unos 220.000 fallecidos-Además, Japón está consiguiendo enfriar las centrales y recuperarse del alarmista “apocalipsis nuclear”. Con los supervivientes de Hiroshima en 1945 como ejemplo extremo de su historia reciente.

El pasado 17 de marzo, seis días después del terremoto, 28 españoles residentes en Japón difundían por la red una carta abierta los medios de comunicación españoles, criticando su “sensacionalismo” y pidiendo que informasen solo con datos contrastados: “Multitud de medios están transmitiendo una situación de inseguridad que no se corresponde con la realidad en ciudades como Tokio”, escribieron. Una reacción ante la inquietud de sus familiares en España, que eran sometidos a la avalancha de titulares catastrofistas que desplegó la prensa ante la crisis nuclear.

Una pequeña selección entre los grandes diarios nacionales de España durante la semana posterior al tsunami: “La pesadilla nuclear se extiende”, “Pánico nuclear”, “La radiactividad crece, los extranjeros huyen”, “Éxodo en Tokio”, “Lucha agónica en Japón”, “Fukushima está fuera de control”, “Radiactividad fuera de control”, “Angustia nuclear”, “¿Apocalipsis ahora?”.

La cronología que siguieron las portadas fue exactamente la misma: el lunes, la crisis nuclear y las comparaciones del primer ministro con la Segunda Guerra Mundial. El martes, las primeras fugas importantes de gas radiactivo. El miércoles, las palabras del comisario europeo para la Energía, Günther Oettinger, que habló de “apocalipsis”. El jueves, la situación que parecía ir a peor con tres núcleos en peligro de fusión. El viernes se habló de “éxodo” y huida ante la situación. El sábado, Japón desapareció por completo de todas las portadas. Ni un pequeño titular a una columna. Porque resultó que los técnicos y el ejército comenzaron a enfriar los reactores y las expectativas se volvieron optimistas.

En diciembre de 1945 -cuatro meses después de las bombas- William Shawn, editor del New Yorker, se reunió con John Hersey, colaborador habitual. Shawn había analizado la cobertura que los periódicos americanos habían hecho de la tragedia de Hiroshima. El panorama que se encontró fue bastante similar al de los titulares que hemos repasado. Noticias de corte sensacionalista y una polémica encrespada -entonces fue sobre el uso de armamento atómico, hoy es sobre el uso de energía nuclear-. Pero echó de menos las historias de las víctimas. El enfoque humano. Y ahí intervino Hersey: se ofreció para escribir un artículo que cubriera esa carencia.


Casi 65 años después, es difícil entender el éxito del lanzamiento de Hiroshima, que con el tiempo se convirtió en libro y gran referencia periodística. Las historias humanas sobre los grandes conflictos internacionales, habitualmente superficiales, representan en la actualidad un género periodístico más común que entonces. Solo olvidando la relativa facilidad con la que cualquier periodista puede ir hoy a un lugar del mundo y contar historias se puede entender el impacto que provocó John Hersey en su época. Fue un pionero del periodismo humano y de precisión, y su contribución fue impagable: una gran historia sobre una terrible acontecimiento.

Salvando las distancias entre las dos tragedias, lo que cabe preguntarse es si un Fukushima como el Hiroshima de Hersey es hoy posible. Las cosas han cambiado desde los años cuarenta del siglo passado, y las grandes exclusivas están extinguiéndose o mudándose al mundo 2.0 -véase WikiLeaks-. La cantidad de medios existentes, el bombardeo incesante de noticias y el hecho de que haya un dígito menos en la cifra de muertos (sin dejar de lado que en 1945 se trató de la primera -y única- vez que se utilizaban armas atómicas contra objetivos civiles), hacen casi imposible repetir un impacto como el que logró aquel New Yorker del 31 de agosto de 1946. Pero el método de trabajo que siguió Hersey sigue perfectamente vigente para intentar escribir algo de la misma calidad.

En marzo de 1946, Shawn autorizó a Hersey a viajar a Hiroshima e investigar para su reportaje. Le dio un plazo amplio para poder profundizar: hasta agosto, cuando se cumplía el aniversario de la bomba. El periodista norteamericano llegó a Hiroshima en mayo. Durante tres semanas de trabajo intenso entrevistó a los supervivientes y recopiló toda la información que necesitaba. En junio se sentó a escribir.

A principios de agosto, Hersey entregó a Shawn el primer manuscrito, de 151 páginas. La idea original era publicarlo en cuatro entregas sucesivas. Pero Shawn pensó que eso rompería el ritmo de la lectura, así que propuso publicarlo todo de una vez. Harold Ross, el director del New Yorker, aceptó. Durante días, Hersey, Shawn y Ross se encerraron y revisaron el manuscrito cuidadosamente. Mientras, no recibieron llamadas ni atendieron al resto de asuntos inherentes a la publicación de un semanario. Nadie más en la redacción sabía lo que estaban preparando. Aquí flota, de nuevo, el fantasma de WikiLeaks. El método que usaron los periódicos que disponían de la exclusiva fue muy similar. En ambos casos, los editores sacrificaron la actualidad por unos días para apostar por la profundidad.

El número del 31 de agosto del New Yorker tuvo el don de la oportunidad. Estados Unidos aún hacía balance de la guerra y las primeras voces discordantes con el uso de armamento nuclear empezaban a sonar. Es decir, Hiroshima reunió la combinación perfecta: un tema polémico que generaba interés e historias humanas. De Fukushima, la polémica ya existe y puede prolongarse. Las historias están ahí, esperando a ser contadas.

Hiroshima fue una contribución histórica al periodismo, adelantándose dos décadas al desarrollo del Nuevo Periodismo norteamericano. Una corriente que se gestó en los años 60 de la mano de jóvenes periodistas y escritores como Tom Wolfe, Norman Mailer o Truman Capote. Su aportación fue contar historias periodísticas usando recursos propios de la literatura, pero sin apartarse de la realidad.

El New Yorker se mantiene como bastión del Nuevo Periodismo, al que vio nacer y crecer. Sus colaboradores siguen siendo capaces de contar grandes historias que expliquen el mundo que les rodea. Por ejemplo, Lawrence Wright, experto en terrorismo islámico y autor del mejor libro que existe sobre el tema: La torre elevada, combinación de análisis y técnicas narrativas. O Jonathan Franzen, escritor y autor de Freedom, la primera gran novela americana del siglo XXI si hacemos caso a los críticos, que de vez en cuando escribe largas historias en la revista.


Hiroshima, al igual que las grandes novelas, no solo contaba historias humanas, sino que conseguía convertirlas en la encarnación universal de un hecho histórico. Y ese es el reto que hoy con Fukushima se puede recoger.

Hersey narró las historias de seis supervivientes evitando cualquier atisbo de sensacionalismo y sentimentalismo, dos males endémicos del periodismo. La primera frase de su libro es toda una declaración de intenciones: “Exactamente a las ocho y quince minutos de la mañana, hora japonesa, el 6 de agosto de 1945, en el momento en que la bomba atómica relampagueó sobre Hiroshima, la señora Toshiko Sasaki, empleada del departamento de personal de la Fábrica Oriental de Estaño, acababa de ocupar su puesto en la oficina de planta y estaba girando la cabeza para hablar con la chica del escritorio vecino”.

El periodista norteamericano entendió que lo que más acercaba al lector a la tragedia de sus personajes no era la sangre que derramaron sus heridas, sino la forma en que su vida cotidiana quedaba patas arriba. Así, del personaje de la señora Toshiko que menciona en el párrafo también cuenta las secuelas físicas que le dejó la bomba. Pero se centra sobre todo en sus secuelas cotidianas, mucho más conmovedoras porque hay pocas cosas tan universales como los problemas del día a día. Se trata de la historia de una costurera cuya máquina de coser queda inutilizada por la explosión, y su lucha por seguir adelante ante su pobreza y su carencia de otras habilidades.

Aunque podemos dudar sobre si hoy existen en Japón muchas señoras Toshiko. La situación de los japoneses en 1946 no es la de hoy. Llegaron al final de la Segunda Guerra Mundial tras décadas de desarrollo imparable. Y cuando pararon -cuando las bombas los obligaron a parar-, miraron atrás para desmitificar sus ídolos. Una de las consecuencias no calculadas de los bombardeos, que Hersey recoge en su reportaje, fue que los japoneses desdivinizaron al emperador Hirohito. Porque, ante la devastación de Hiroshima y Nagasaki, tuvo que anunciar la rendición de Japón y poner fin a la guerra. Se decidió retransmitirla por radio, de modo que todo el pueblo pudo seguirla. Fue la primera vez que los japoneses escuchaban la voz su emperador, y para algunos la experiencia fue traumática. Muchos aviadores y militares japoneses se suicidaron tras el discurso. Pero Japón volvió a comenzar de cero. Sus ciudadanos se fueron olvidando de las ambiciones imperiales y se centraron en intentar vivir mejor.

Seis décadas después, una sociedad japonesa occidentalizada, con un nacionalismo contenido y una alta calidad de vida vuelve a encajar un duro golpe. Está el trauma emocional, aunque el carácter pausado y estoico de los japoneses puede mitigarlo. Es el mismo, por cierto, que ya pintó Hersey: la imagen que describe en Hiroshima de un superviviente caminando avergonzado entre los heridos graves porque él solo tiene una leve cojera todavía dice mucho del carácter japonés. De hecho, algunas crónicas de los corresponsales en Tokio apuntan hacia lo mismo: el pánico y el “éxodo” del que hablaban los titulares ha afectado sobre todo a los extranjeros que viven en Japón. Los mismos que se han sorprendido con la tranquilidad que los japoneses han mostrado: apenas ha habido saqueos, disturbios o tensiones. Los habitantes de Tokio vaciaron los supermercados el día del terremoto. Pero lo hicieron respetando las colas.


Este parece un carácter poco propenso a dejar que los traumas o el dolor se exhiban abiertamente. De hecho, el impacto que mejor puede predecirse para Japón es económico. El desarrollo del Japón pre-Fukushima tiene poco que ver con el del Japón pre-Hiroshima. El país atravesó una grave crisis a principios de los noventa que aún colea. El estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria acabó con uno de los factores del crecimiento nipón. La inversión en las exportaciones de alta tecnología permitió una recuperación hace ocho años, pero quedan restos: un paro del 5,7% -el más alto desde la Segunda Guerra Mundial-, y una deuda pública disparada -un 225% con respecto al PIB, la segunda más elevada del mundo-. El terremoto y sus consecuencias suman nuevas preocupaciones. Las primeras estimaciones evalúan el coste de la reconstrucción en un 3% del PIB, la deuda pública se disparará aún más y se encarecerán la energía y las materias primas.

Más allá de la economía, aún es pronto para saber qué pasará en la sociedad japonesa. Tras Hiroshima, la crisis de Japón terminó convirtiéndose en una crisis moral. Cambiaron muchas cosas en la sociedad japonesa tras las bombas. Y Hersey supo retratarlas. Cuarenta años después, en 1986, el periodista hizo algo poco común en la profesión: rescatar su viejo reportaje y volver a encontrarse con sus protagonistas. Tras esto, añadió un capítulo final sobre cómo habían seguido con sus vidas los seis supervivientes durante tanto tiempo. Un capítulo que completó Hiroshima y reveló los cambios que la sociedad japonesa había experimentado en cuatro décadas. Su apertura al hedonismo, la relajación moral, la modernización de la calidad de vida...

También dejó más claros los rasgos que habían permanecido: la dedicación en el trabajo, la capacidad de superación y la humildad. Así, la coda de 1986 hizo a Hiroshima más grande. Pasó de ser un fresco de historias de superación a convertirse en un ambicioso retrato de toda una sociedad. Siempre, eso sí, a través de historias personales, concretas y construidas minuciosamente a partir de pequeños detalles.

La crisis que encaja Japón tras Fukushima no parece tan aguda. Aunque es muy pronto para aventurar si una sociedad que ha visto cómo la naturaleza casi derrota a su desarrollo tecnológico, su riqueza y su alto nivel de vida puede verse empujada a replantearse muchas cosas. Pero sí está claro que hay mucho que contar. Las pequeñas historias de supervivientes de las costas arrasadas por el maremoto o de afectados por la radiación pueden ser miles. Pero seleccionar esas historias y convertirlas en un friso que narre toda la tragedia o incluso cómo queda una sociedad tras ella es un gran reto periodístico. John Hersey necesitó cuarenta años para completarlo.

fronterad
Más mujeres en la redacción

Mujeres y periodismo. Una larga batalla en un oficio donde las mujeres son ya mayoría en muchas redacciones, pero no ocupan los puestos de dirección que merecen.

Y peor, el pensamiento y la voz femenina todavía no impregna el periodismo. El histerismo masculino denunciado por Clara Campoamor durante la II República pervive en los medios.

Necesitamos más mujeres en las redacciones. Pero necesitamos mucho más su voz, su enfoque, su pensamiento, su intuición, su visión de la vida y de la información. Un periodismo más femenino, atento a los detalles y a una dimensión humana, empática, intuitiva y aguda que las caracteriza.

Necesitamos más mujeres que actúen, informen y sean sin estereotipos. Mujeres periodistas, ni encerradas en eso que se suele considerar temas femeninos ni émulas de un machismo profesional que empobrece el periodismo y la visión de la sociedad que ofrece.

Reporteros sin Fronteras denuncia en su último informe la menor presencia de mujeres en las direcciones de las redacciones y las empresas periodísticas a pesar de los avances de los últimos años.

Las desigualdades laborales y de salario llegan al 17%, según la Agrupación de Periodistas de UGT. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) denuncia las dificultades de las mujeres para acceder a puestos directivos a pesar de que ya son mayoría en muchas redacciones.

Una situación similar a muchos países. En Gran Bretaña, tres cuartas partes de los periodistas son hombres y en las redacciones de los grandes diarios sólo un 30% de los jefes de redacción son mujeres, según Women in Journalism.

En la historia del periodismo hay muchas mujeres. Entre mis grandes admiradas están Martha Gellhorn, Jessica Mitford, Lillian Ross o Anna Politkovskaya. Pero también nuestras mujeres, y sobre todo esa generación que abrió camino con la Transición en el periodismo y en la democracia, como la fallecida Susana Olmo o Soledad Gallego-Díaz, que hoy reciben la Medalla de la Igualdad. Y como ellas tantas otras, entregadas al periodismo y fuertes en redacciones machistas y a veces tan cortas de miras que son incapaces de reconocer la valía y el coraje profesional de tantas mujeres.

Pero mas mujeres sufren otras dos grandes discriminaciones en los medios. La primera es la invisibilidad. La mujeres son menos citadas y su historia peor contada en las informaciones. Y pervive la visión de roles tradicionales, a menudo más persistentes en la visión de los medios y periodistas que en la actividad real de las protagonistas de las informaciones.

Un estudio de Femmes Journalistes citado por el informe de RSF denuncia esa desigualdad en las coberturas. Sólo son el 17,7% de las citas en las informaciones o el 30% de las fotos. Son menos citadas por su profesión y mucho más en roles tradicionales como en la familia o más citadas como víctimas.

El problema no es la cantidad, sino avanzar en un reflejo más real del papel de las mujeres, que a menudo incluye todos los roles tradicionales como amas de casa, soportes de la familia o madres, pero también todos los que han ido asumiendo en la sociedad, el mundo laboral y profesional, la ciencia o la creación.


Pero en los últimos años ha resurgido otra amenaza. Esa vuelta a la imagen de la mujer objeto y sujeto sexual tan explotada en la cultura de consumo y multiplicada por la telebasura y la telerrealidad, dos de los grandes cánceres contra el progreso de una sociedad más crítica e inteligente. Menos sexista, menos machista.

Lo decía nuestra gran Concepción Arenal hace más de siglo y medio: "Lo primero que necesita la mujere es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que soltera, casada o viuda, tiene deberes que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie". Y alertaba que si las mujeres se dejan atrapar por ciertos juegos, "ella será indefectiblemente juguete".

Quizá sea esa la mayor prueba de igualdad y no discriminación: cuando ningún juego relega obligatoriamente a las mujeres a papel de juguete para el jugador. Ese objetivo está en el germen de la revolución femenina de los años 30 y de la revolución sexual de los 60 del siglo XX. Pero aún queda mucho por hacer y los últimos años han traído algunos retrocesos en la imagen de la mujer proyectada por los medios y la cultura de masas.

Necesitamos más mujeres en las redacciones y mandando. Más igualdad con más visión femenina. Romper la brecha de género y sexual en los medios y el periodismo es más pluralidad, no que todo el mundo asuma roles, posturas y prejuicios atávicos.
Quizá en el proyecto de ley de igualdad de trato hay otro paso par luchar contra el estereotipo. El peor reduccionismo, la gran pereza intelectual, el gran obstáculo para el reconocimiento real de la igualdad y la dignidad de todos.
Pero debe seguir la revolución en las redacciones, impulsada por las mujeres y por todos los que creemos en ellas, las amamos y admiramos.

periodistas21
Clay Shirky analiza la imperante necesidad de que los medios se aprovechen al máximo de las potencialidades de la tecnología

b. y., Madrid
01/02/2011

Clay Shirky, uno de los más reputados «gurús» de internet y profesor de la Universidad de Nueva York, considera que el periodismo y la democracia en general tienen mucho que obtener del gran conocimiento y potencial que ofrece el mundo de los nuevos medios. A su juicio, el periodismo vive hoy su mejor momento gracias a los avances tecnológicos. Shirky ha hecho estas reflexiones durante su intervención en un evento organizado por Microsoft en París.

En su último libro, «Cognitive Surplus», Shirky analiza cómo ha cambiado la audiencia, que ha abandonado su rol pasivo -especialmente evidente en el caso de los espectadores de televisión- para asumir un papel activo, llegándose a convertir en creadora de contenidos en internet. El público ya no es simplemente consumidor de la información que crean otros, normalmente los medios tradicionales, sino que está generando contenido y la forma en cómo lo hace puede resultar de gran valor por su componente de diferenciación.

En este sentido, señala el caso de Ushahidi, una plataforma basada en la filosofía del «crowdsourcing» que permite construir informaciones en torno a un tema a partir de las aportaciones de usuarios localizados en distintos puntos geográficos.

El «gurú» de internet también se refiere a otra herramienta de participación, en la que el ciudadano se convierte en un «sensor». Se trata de «SeeClickFix», un sitio web con sede en Estados Unidos desde el que se alienta a la sociedad a denunciar los problemas de su área más cercana y exigir a las autoridades locales a que se tomen medidas al respecto. Y un ejemplo más cercano al que ha aludido Shirky son las protestas en Túnez y Egipto y cómo los ciudadanos se han organizado para participar en el proceso comunicativo, convirtiéndose en suministradores directos de la información.

Ahora bien, en su discurso Shirky niega que esta idea de la importancia del individuo y de la comunidad no significa el fin del periodismo profesional. Ejemplo de ello es la valiosa cobertura que ha realizado la cadena Al Jazeera durante las revueltas en Egipto (tal es así que el Gobierno de Egipto ha decidido cerrar sus oficinas) y que ha complementado la información que han difundido las redes sociales y los blogs, que han sido aclamados como catalizadores y útiles fuentes de información en este contexto de revolución.

La incógnita de la financiación
A su entender, los medios profesionales deben ser capaces de usar esa «entrega voluntaria de información» en su propio beneficio. «A veces la gente sabe más», ha asegurado Shirky y, de hecho, las organizaciones de noticias pueden obtener a menudo fotografías y testimonios de sus lectores para completar sus informaciones. Las oportunidades que proporciona la Web social y el conocimiento que se genera en ella hace de ésta la «edad de oro del periodismo», aunque en esto hay un aspecto negativo, la falta de dinero, la rentabilidad o, en definitiva, la falta de modelo de negocio.

En torno a esta cuestión, la más crucial para el sostenimiento de los medios y por ende del periodismo, Shirky considera que hoy por hoy es difícil confiar en que el mercado pueda propordionar la financiación suficiente para el periodismo. Todo apunta, en su opinión, que necesita algún tipo de ayuda. Sobre la posibilidad de que se pague por la información, asegura que en el modelo tradicional la gente se ha mostrado dispuesta a pagar por un tangible, el periódico. Y lo mismo parece ocurrir cuando se le pide que pague por una aplicación móvil, a lo que se ve también como un objeto.

Sin embargo, «es poco probable que se compre información online pura en un formato intangible». Puede ser esta razón, como dice, la que esté llevando a los medios a desarrollar aplicaciones móviles de sus productos (también en el iPad) para persuadir a la gente a pagar por las noticias. Pero, ¿será suficiente esto o el periodismo necesitará otro tipo de apoyos como las ayudas gubernamentales, por ejemplo?
semlucro
OWNI, la vanguardia francesa del periodismo de datos

Por: Elodie Cuzin

Su nombre lo dice todo: Owni es un verdadero objeto no identificado en el panorama mediático actual. Esta web francesa de periodismo digital, nacida hace apenas dos años, es un cúmulo de peculiaridades.

Mientras el resto de medios siguen buscando la rentabilidad en Internet, bien mediante la suscripción o la publicidad, Owni ha optado por ser completamente gratuita y prescindir de los anuncios. Además, en su redacción trabajan de forma totalmente integrada -y en aparente (e inusual) armonía- periodistas, programadores y diseñadores.


Parece fortuita, o al menos poco planificada, su mutación de agregador de blogs para geeks en web de referencia mundial del llamado "periodismo de datos". Son pioneros en ese intento de representar en la red de manera clara e ilustrativa una información confusa. Y, también, en inventar instrumentos que permiten a los internautas rastrear toneladas de informes en la red, al estilo Wikileaks.

"Trabajar gratis tiene mucho sentido desde el punto de vista económico", subraya Nicola Kayser-Bril, quien, con apenas 25 años, encabeza el equipo de cinco data-periodistas de Owni, encargados de "transformar las ideas de la redacción (15 periodistas en total) en proyectos que los developpers puedan plasmar". Augura que, como poco, la compañía logrará este año multiplicar por cinco los ingresos de 2010 (460.000 euros), con un equipo que ha pasado de 8 a 37 personas en solo un año.

Su planteamiento es sencillo: la compañía fundadora de Owni, 22Mars, vende muchos servicios comerciales especializados en la Red: aplicaciones, páginas web, formación, consulting sobre estrategias online...

Owni fue concebida, en abril 2009, como el apetitoso escaparate, gratuito por supuesto, para captar clientes con sus artículos de fondo (no sigue al minuto la actualidad), acompañados de llamativas ilustraciones y diversas aplicaciones de periodismo de datos. "También nos permite adquirir una experiencia en la web a coste cero", añade Kayser-Bril, periodista y autodidacta programador web, licenciado en Economía de una prestigiosa universidad francesa. Owni sirve así de laboratorio de investigación a su equipo de creadores, quienes luego rentabilizan su savoir-faire.

Como ejemplo de los jugosos beneficios del trabajo gratuito, Kayser-Bril cita la colaboración de Owni con Wikileaks. El equipo francés creó una herramienta abierta a los internautas para que rastreasen y catalogaran los miles de documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán. "Nos permitió innovar, y trabajar mucho con el crowd-sourcing", dice. "Ahora acabamos de vender una aplicación donde hemos usado gran parte de esta experiencia."

El abanico de clientes de Owni abarca desde la presidencia francesa del G20 hasta el ayuntamiento socialista de París, pasando por ONG y medios de comunicación tradicionales. "No nos impide escribir artículos muy críticos con esas instituciones", se apresura en apuntar el data-periodista.

Aquel peculiar modelo económico no nació de un plan concebido en los despachos de expertos en marketing y comunicación, sino de "un cúmulo de casualidades que hemos sabido aprovechar", confiesa. Y admite que su criatura podría seguir "mutando". "Estamos hoy en un punto donde más que un escaparate, Owni se ha convertido en el principal activo de la compañía y quizá mañana sea su motor financiero", recalca Kayser-Bril.

"Todavía no hemos encontrado un modelo de negocio que nos permita hacerlo, pero hemos entendido poco a poco que nuestra especificidad no era crear páginas web para clientes, sino descifrar y volver más 'digerible' la actualidad. Hoy, intentamos de-geekizar la línea editorial. Hablamos mucho más de sociedad y de política y menos de nuevas tecnologías."

"Tantear, probar fórmulas, equivocarse... Es algo vital hoy cuando se están inventando tantas cosas en Internet", subraya Laurent Mauriac, director general de Rue89, otra web francesa de información que ya ha trabajado con Owni. "Es algo que Owni hace muy bien, así que su trabajo puede interesar a muchos medios que todavía no se atreven a probar cosas en Internet."

A Kayser-Bril le traumatizaron sus primeras prácticas en medios "tradicionales": "El copiar y pegar, el amontonarse para cubrir todos la misma rueda de prensa y luego escribir el mismo artículo...", cuenta con un puntito de asco. Pero, sobre todo, recuerda "la falta de espíritu de riesgo y la incompetencia técnica: he visto cómo medios pagaban 10 o 100 veces más de lo necesario para hacer una nueva web, porque no sabían que existen soluciones de código abierto."

Hay que ponerse las pilas, aconseja. "La sociedad no va a esperar a que los periodistas aprendan a manejar las nuevas tecnologías. Si no lo hacen rápidamente, serán los geeks, los programadores y los informáticos quienes presentarán la información. Ya ha pasado con Julian Assange, un hacker que nunca fue periodista".


Mientras, el platillo de Owni vuela a velocidad de crucero. En 2010, fue la primera web francesa en recibir un premio de la Online News Association, los Oscar del periodismo digital. Sus fundadores acaban de volver de Austin, Texas, donde estabannominados para el premio Accelerator del "ultra-cool" festival South by South West.

En Francia, Owni piensa lanzar una radio en Internet y una versión papel de su Web ("claro que siempre se necesitará el papel", aseguran). Desde finales de 2010 existe una versión en inglés de Owni, centrada en temas europeos y gestionada desde París. Y antes del cierre del año, apostarán por una versión americana desde el centro neurálgico de Internet, la costa oeste de Estados Unidos.

¿Tanto dinero les da la venta de aplicaciones? Mantener un equipo de casi 40 personas ya de por sí es muy caro en Francia. ¿No temen quemarse las alas por volar demasiado rápido? "Nuestro modelo económico es viable y sano", se defiende Nicolas Kayser-Bril, que lo contrasta con el de muchos de sus competidores. "Ya han quemado varios millones, mientras todo lo que hemos hecho hasta ahora ha costado un millón de euros."

Esperan cerrar el ejercicio 2011 (en junio) con un volumen de negocio de unos 2,7 millones de euros. Está a punto de concluirse una nueva ronda de financiación de unos 1,5 millones, que serán destinados en gran parte al I+D de la parte francesa del proyecto. Y prevén otra dentro de poco para financiar la web americana.

"Funcionamos como todas las start-ups de nuevas tecnologías, con material open-source y sin patentes", se ríe el veinteañero. "Así que nuestro único coste son los empleados. Toda nuestra economía funciona sobre el 'talento', como dicen los 'pros' del marketing".

Periodismo com futuro
Tiramos del hilo?

«Help Me Investigate» es una plataforma de código abierto que permite a los usuarios investigar a partir de las pistas de otros

B. Yuste
24.03.2011

Ayúdame a investigar» no sólo es la traducción al español de «Help Me Investigate», sino que es todo un concepto relacionado con la filosofía colaborativa y el «crowdsourcing». Desarrollada en Reino Unido, esta plataforma permite a los usuarios abrir una investigación en torno a cuestiones que ellos consideran relevantes y, a partir de ahí, pedir la colaboración de los demás. La iniciativa ha sido impulsada por Paul Bradshaw y un ex periodista de la BBC, Nick Booth y está basado en software de código abierto, según apunta el propio Bradshaw, lo que significa que cualquier persona puede compartir este proyecto en su site a través de la instalación de un widget o módulo.

No se trata de un foro de debate ni un sitio de noticias, aunque se pueden encontrar discusiones o enlaces que lleven a historias en otros lugares de internet. Se trata de una comunidad de gente curiosa, a cuya disposición se ha puesto una serie de recursos para gestionar sus peticiones. Pero, más allá, es sin duda un ejemplo efectivo de lo que es el periodismo de investigación basado en el «crowdsourcing», o lo que es lo mismo, el trabajo colaborativo de una multitud.

Bradshaw ha explicado que si se ha optado por código abierto es, además de por motivos legales, porque «nos proporciona una oportunidad para mejorar la tecnología». Y, en este sentido, asegura que han recibido numerosas solicitudes de usuarios de diferentes puntos del planeta que han mostrado su interés por colaborar de forma activa en este proyecto, lo que demuestra, a su juicio, la necesidad que hay entre la gente de aportar valor y de mejorar la tecnología.

Trabajo colaborativo

Por lo que respecta a la filosofía del «crowdsourcing», que se presenta como una derivación mejorada de lo que se ha denominado como periodismo ciudadano, «Help Me Investigate» se fundamenta en la idea de que los usuarios pueden cooperar a la hora de generar información y de encontrar respuestas a determinados asuntos de interés. Precisamente, hace unos días, Clay Shirky, uno de los gurús y expertos en internet más reconocidos, se refería en una conferencia en París al valor que tienen sitios como Ushahidi, una plataforma de «crowdsourcing» basada en la aportación de ciudadanos que se encuentran en diferentes lugares desde los que informan sobre ciertos acontecimientos. Esta herramienta tuvo su aplicación más conocida en las elecciones generales de 2007 en Kenia y permitió a la gente informar sobre los incidentes de violencia y los casos de fraude que se produjeron durante los citados comicios.

El potencial de este sistema de trabajo colaborativo entre usuarios también se puso de manifiesto durante el terremoto de Haití. En esta ocasión, SwiftRiver, un servicio inspirado en Ushahidi, proporcionó información muy valiosa del desastre ocurrido en el país centroamericano.

http://www.abc.es/
Periodismo sin ánimo de lucro

B. Yueste, Madrid
24.03.2011
Foto - El logo del nuevo medio de Bauluz


Periodismo Humano, el nuevo medio promovido por el periodista y premio Pulitzer Javier Bauluz llegará a la Red el próximo martes. El proyecto nace con la vocación de hacer «un periodismo de calidad humana, vezaz, honesto e independiente, con el foco principal en las personas, especialmente en los más débiles, cada vez más invisibles para los medios de comunicación tradicionales», como se recoge en su web.

En declaraciones a ABC.es, Bauluz ha explicado que el medio contará con una redacción básica en Gijón y contará con la participación de un grupo de corresponsales repartidos en diferentes puntos del mundo y una red de colaboradores habituales y esporádicos, todo ello aderezado con una sección como «Enfoques», en la que tendrán presencia diez expertos en diferentes temáticas.

Dado que el proyecto está inspirado en el periodismo humano, «trataremos de ser muy cuidadosos con los derecho humanos», asegura el fundador del medio, quien agrega que esto les ha permitido «abrir mucho el círculo» de contenidos que se van a ofertar a los usuarios.

En cuanto a las secciones que integrarán Periodismo Humano, éstas serán muy diferentes a las que se pueden consultar en los medios, ya que «no somos un medio generalista», ha aclarado Bauluz. Así, la oferta se basará en Cooperación, Inmigración, Mujer, Sociedad, Economía, Culturas, Conflicto y Sociedad Civil -donde se dará voz a las organizaciones sociales ahora silenciadas por la mayoría de los medios tradicionales-

Por lo que se refiere a la estrategia de participación que asumirá el nuevo medio, Bauluz asegura que, además de la presencia activa en las distintas redes sociales que pueblan la Red, se promoverá la participación de los usuarios a la hora de buscar opinión en temas concretos o a la hora de plantear o sugerir posibles temáticas o coberturas. Además, los internautas tendrán espacio para escribir a través de Bottup, un medio ciudadano, y cuyas aportaciones serán moderadas y filtradas por un equipo de redactores.

El nuevo medio funcionará bajo un modelo sin ánimo de lucro y se financiará a través del «apoyo diverso y suficiente de la sociedad que demanda otro ecosistema de información». Por ello, esperan que ciudadanos, organizaciones e instituciones públicas «asuman la necesidad y utilidad pública del periodismo humano que proponemos y que contribuyan afinanciarlo».

El nuevo medio digital ofrecerá contenidos propios y de calidad y que actualmente no tienen cabida en los medios de comunicación. La mayoría de los contenidos producidos están bajo una licencia de Creative Commons, es decir, que permite a cualquier usuario copiar y reutilizar la información, siempre que no se haga con fines comerciales y se cite la autoría.

http://www.abc.es/
Guillermo Culell: "Los flujos de información
serán más acelerados e instantáneos"


Entrevista al director general de Medios Regionales del Grupo El Mercurio de Chile

Por: Óscar Gutiérrez
11.03.2011



Acompasadas, sus manos dibujan algo parecido a un camino, un carretera, una vía entre dos puntos. No para de gesticular. Quizá construya en el aire ese río conductor del mar de noticias que, para él, cubre Internet. El periodista argentino Guillermo Culell no es nuevo en Huesca. “¿Estuviste en el castillo de Loarre?”, pregunta señalando hacia el norte el actual responsable de medios regionales del grupo chileno Mercurio. “Merece la pena” recomienda en una pausa del XII Congreso de Periodismo Digital, una cita anual que ha hecho de Culell un habitual de las discusiones sobre las últimas tendencias en la Red y sus digitales. Últimas y más agresivas. Porque mientras muchos tratan de aterrizar en la web, Culell, exdirector de los digitales de Clarín y, más tarde, El Comercio, da un pasito adelante hacia un escenario con un “flujo” de información más veloz si cabe, atento a los usos de los habituales de Twitter y Facebook y amasado por los profesionales de la información.

Mientras hablamos se abren nuevas vías en el periodismo digital. ¿Cuáles intuye?
[El asesor de medios digitales] Jean-François Fogel utilizó durante la ponencia de hoy la expresión “narración plural”. Es una de las vías de exploración de los periodistas: encontrarle sentido a esa diversidad de voces simultáneas y caóticas. Si uno empieza a explorar relaciones, conexiones, acciones y reacciones puede leer algo interesante. Las nuevas tendencias pasan por flujos muchos más acelerados de información, más instantáneos. Y en ese río veloz, tratar de recuperar algunas cosas para mezclarlas con otras. Nuestra tarea es básicamente mezclar, como un cocinero, juntar ingredientes y armar un pastel.

¿Flujos más acelerados? ¿Estará familiarizado el lector con esa manera de recibir información?

Si pensamos en el lector de prensa, seguro que este no entienda nada. Nuestra audiencia es la de Facebook, Twitter y YouTube. Todos los ríos llevan al mar, pero ahora estamos en una realidad en la que el mar alimenta los ríos. Un mar de información, de datos, de expresiones en un río muy angosto y a una velocidad muy acelerada. Los que usamos redes, aunque yo con Twitter soy más austero por tiempo y por autocensura, vemos que hay un caudal en el que lo que importa es el instante. No me interesan mis tweets de ayer, mis posts o página de Facebook de hace dos días. Puedo abarcar lo de las últimas tres horas, lo demás se me escapa. La audiencia tiene ese entrenamiento porque lo está generando a la vez. Tiene la capacidad de comprender una oferta a esa velocidad mucho más que el lector de papel. Ellos nos están configurando a nosotros y no nosotros a ellos.

¿Y qué hueco le queda ahí al periodista?

Tengo una receta propia: tenemos que trabajar sobre listas, filtros y conexiones. Listas porque estamos construyendo una lista infinita de informaciones, unas debajo de otras. Filtros porque debemos filtrar propuestas periodísticas. Por ejemplo, entrego al lector todo lo que tengo sobre Shakira, pero también lo que tenemos sobre Libia solo apretando un filtro. Manipulo ese filtro informáticamente. Elegir el filtro adecuado es una tarea periodística. Es la manera de organizar el continuo informativo. Sería mucho más interesante que una sección tradicional. Por ejemplo, tener una sección como las microempresas en los países asiáticos en lugar de Economía. Y conexiones, porque es la posibilidad de relacionar cosas, lo que publico con lo que publicaron otros. Es el mar infinito contenido en un río. No solo lo que produjimos sino lo que produjo la Red y lo que producirá. Ese filtro no se muere nunca.

Y también hay que trabajar sobre la sorpresa, animar a la audiencia provocando el debate, proponiendo hipótesis, sugiriendo respuestas con una actitud agresiva. Ser provocadores.

Las redes como canal de información y comunicación crecen muy rápido. ¿Hay peligro de burbuja?

Puede ser desde que lo haya el punto de vista del negocio. La valoración del mercado de Facebook es sospechosa. Lleva a pensar que no pueda sostenerse. Si uno piensa en los volúmenes de usuarios, perfiles e información, en algún momento encontrarán un modelo de monetización, como hizo Google, que responda a la apuesta futura del mercado bursátil. Pero una burbuja mediática se aplaca cuando aparece otra. ¿Cuándo ICQ dejó de ser importante? Era el modelo más sofisticado de comunicación que teníamos. Y fue barrido. Cuando apareció Gmail con una capacidad ilimitada lo absorbió todo. Hay que probar y ver qué pasa. Si se pincha la burbuja es porque aparece algo que lo supera y contiene.

Hablamos mucho de futuro y periodismo. ¿Cómo lo estamos haciendo ahora? ¿Qué hacemos bien y qué mal?

Lo que se hace muy bien quizá se corresponda con lo que se hace mal y eso es bueno porque se está experimentando. Me inquieta cuando no se hace nada. Hay propuestas periodísticas que son como hace cuatro o seis años. El bien y el mal no tienen que ver con el éxito sino con el nivel de riesgo que se toma. En la medida en que haya experimentación, riesgo, apuesta, es fantástico. El problema viene cuando hacemos lo mismo que hace cinco años.

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Diez lecciones sin certeza en la
formación de periodistas


Por: Andrés Azócar
09.03.2011


Hace algunos años el Pew Institute definió las áreas más afectadas por la revolución de Internet y llegó a la conclusión de que luego (o al mismo tiempo) que los medios enfrentaran la tormenta vendría el turno de la educación. Algo más o menos obvio, si entendemos la gran transformación cultural y cognitiva que ha significado la expansión de la web. En la formación de los periodistas se suman estas dos problemáticas y, por supuesto, se hace aún más complejo resolver la ecuación. Si a esto se suma que las certezas sobre el futuro de la profesión apenas se visualizan, la tarea es dura, compleja... y apasionante. Acá, diez aventuras sobre cómo debe ser la formación de los periodistas en un mundo con pocas certezas. El orden de los factores no altera el producto.

1.- Deshacer para reconstruir: Antes que nada, hay que entender que el periodismo se estaba redefiniendo bastante antes de los cambios abruptos generados por la segunda ola de cambios, conocida masivamente como 2.0. Los pilares que sobrevivan serán unos pocos, pero hay que preparar a las nuevas generaciones en el mundo que nace: abierto, colaborativo, con algunas reglas remozadas y otras levantadas de la nada. Es decir: crecer y aprender de (y en) un mundo cambiante y sin dogmas. Un mundo en el que incluso se puede redefinir sin dolor ni remordimiento (como lo impulsó Pablo Mancini en Twitter) la noticia.

2.-Los periodistas deben programar: aunque finalmente ese no sea su destino, es imposible imaginar a periodistas sin la capacidad de navegar en algunos sistemas de gestión de contenido, dominar HTML y trabajar en PHP. Eso por ahora.

3.- Aprender, practicar y desarrollar nuevas narrativas: Contar historias seguirá siendo parte de la profesión, pero ahora con estructuras que mutan, se reeditan (o reescriben), y se publican con facilidad. Tenemos un laboratorio en donde experimentar es gratis, pero para eso es necesario entender el carácter híbrido de la nueva narrativa.

4.- Las audiencias existen y se estudian: Los periodistas deben trabajar con bases de datos y entender lo que éstas dicen. Es fundamental que aprendan a trabajar con herramientas como Bit.ly, Chartbeat o Radian6 para conocer más de cerca lo que sucede con las redes sociales. La métrica es clave, pero más importante es entenderla y explicarla.

5.-...para después definir estrategias: En un mundo saturado de improvisados “expertos digitales” el trabajo será sumar la experiencia en contenidos, conocimiento de las audiencias y el desarrollo de productos. Los nuevos periodistas deben tener dentro de sus competencias la capacidad de entender qué es lo que venden y crear estrategias de posicionamiento con ese fin. Estrategias que además pueden medir. Ahí nadie miente.

6.- Ojos y oídos: Los nuevos periodistas son la suma de muchos libros + calles + bares + conversaciones + viajes y – suburbios mentales. Ni la creatividad ni la sensatez se enseñan, por eso los periodistas deben aprender a reconocer las necesidades de las audiencias y satisfacerlas. Ser pequeños sociólogos sin aspirar a ser científicos sociales. Gran parte de las aplicaciones que hoy son un éxito tanto en Apple como en Android están fundamentadas en necesidades básicas o reconocibles. Los periodistas ciegos y ensimismados se unirán a los dinosaurios.

7.- Flexibles: “Usted es libre, elija; es decir, invente”, dice Jean Paul Sartre en El existencialismo es un Humanismo. Esta frase la recuerda Guillermo Culell cuando define a los periodistas como DJ´s. La clave está en saber producir contenidos propios y también trabajar sobre lo preexistente. Lo que el Huffington Post hace casi sin esfuerzo y que Mediagazer realiza con mayor calidad. Es decir, utilizar la web como fuente de contenidos, utilizando todo lo que la web nos da. Crear también es mezclar.

8.-Entender el modelo. “Primero el periodismo, después el negocio”, es la frase preferida del director del The Guardian, Alan Rusbridger, pero eso no significa quitar los ojos del modelo. Rusbridger no lo hace. Los periodistas deben entender que los medios no sólo pierden audiencia y publicidad, con un actor dominante como Apple, también pueden perder los canales de distribución y el vínculo con la audiencia. El modelo de los viejos y de los nuevos medios no pueden no estar en una sala de clases.

9.- Los periodistas deben ser su propia organización: Todo indica que el mundo de los medios será para las organizaciones más pequeñas y ágiles. Aquellas que tomen decisiones en tiempo real y planifiquen en corto plazo. La autopublicación debe ser fomentada por las Escuelas de Periodismo, la capacidad de convertirse en organización, generar comunidades en torno a un tema y colaborar con otras. Aprender a existir.

10.- Deben ser humildes. El futuro es para los ignorantes con ganas de aprender, no para los que ya aprendieron todo. Como diría Clay Shirky, en este nuevo escenario los periodistas deben jugar más cerca de los utópicos que de los escépticos.

Andrés Azocar es autor del blog hijodelmedio.com y editor de investigación de TVN en Chile
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The New York Times estrena sistema de pago

Se acabó el acceso gratuito a nytimes.com. Desde el 28 de marzo, un sistema vigilará la cantidad de material que consulta cada lector en el periódico estadounidense de mayor prestigio. A partir de 20 artículos, galerías de fotos o vídeos se levantará el esperado “muro de pago”. O después de cinco visitas a la página desde una búsqueda en Google. Los responsables del diario norteamericano han dejado un sólo agujero: todas las consultas desde blogs, Facebook o Twitter serán gratuitas.

“El día de hoy marca una transición significativa para el New York Times al introducir suscripciones digitales”, escribió a los lectores Arthur Sulzberger, presidente de la compañía. “El cambio afectará principalmente a los consumidores habituales de nuestra página web y aplicaciones para móviles”.

El diario norteamericano, con 37 millones de usuarios únicos al mes, apuesta por un método distinto a los muros de pago implementados en años anteriores por diversas publicaciones de todo el mundo. El muro no cierra la publicación al exterior, rechazando a lectores esporádicos. Tampoco deja la puerta abierta del todo. Gracias a un sistema escalonado, creado en colaboración con Google, se ajusta a cada tipo de lector y en función de su grado de fidelidad a la publicación:

- Los más leales y que ya cuentan con una suscripción anual al diario (por 815 dólares, 580 euros) tendrán acceso gratuito en todas las plataformas -excepto en el libro electrónico Kindle de Amazon y el Nook de Barnes & Noble. Los suscriptores del International Herald Tribune también podrán leer gratis nytimes.com.






Santiago Gamboa: “El periodista virtuoso es el que hace comprensible la realidad de un modo que es además estético”


20.012011
Actividades de la FNPI
En esta entrevista, el escritor y periodista Santiago Gamboa reflexiona acerca de la estrecha relación que existe entre el periodismo y literatura, en qué puntos se acercan y en cuáles se alejan; y cómo pueden los periodistas aprovechar lo mejor de ambos mundos para contar sus historias.

Los temas de los que aquí habla Santiago Gamboa, serán algunos de los que abordará con profundidad en el Taller de Periodismo y Literatura que realizará la FNPI, CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y la Universidad Iberoamericana de México, en Ciudad de México.

¿Cuáles son los principales elementos que el periodismo puede tomar de la literatura y viceversa?

El periodismo es la escritura bajo el tic tac del reloj. Se debe escribir bien, muy bien, y rápido, cumpliendo un horario. Esta es una gran enseñanza para el escritor. Muchos de los novelistas que nunca han hecho periodismo suelen tardar años y años en cerrar sus libros. Del otro lado, la literatura le enseña al periodista que el lenguaje es un instrumento musical y que debe hacerlo sonar de un modo armonioso, eficaz, persuasivo. La literatura le enseña al periodista la importancia del lenguaje. Es sin duda la mejor escuela para comprender el valor definitivo de una pausa, de un punto y aparte, de una coma. La literatura enseña también algo fundamental: toda historia puede ser contada de mil modos, pero hay una que es la mejor. Por eso hay que buscarla obsesivamente.

¿Cuál cree usted que son los errores más comunes que se comenten al intentar aplicar en un texto periodístico las técnicas de la literatura?

Uno muy simple y muy grave: alejarse de la verdad por buscar el virtuosismo. El periodista virtuoso es el que hace comprensible la realidad de un modo que es además estético, pero no debe hacer que la realidad se acomode a sus deseos.

Hay casos en los que los recursos literarios se utilizan para “darle color” o “adornar” una pieza periodística que ya está escrita...

Dar color o adornar no son recursos literarios. Son sencillamente efectos hipnóticos que a veces entorpecen, so pretexto de iluminar. Recuerda a Hemingway: “se puede escribir con palabras de cien dólares, pero los mejores textos se hacen con palabras de diez centavos”.

En el periodismo muchas veces la mejor manera de cautivar al lector es contar la historia de la manera más obvia, de forma directa. Por el contrario, en la literatura es común ver que los relatos toman muchas veces los caminos más largos y se toman su tiempo para entretener al lector. ¿Cómo se conjugan y equilibran esas dos formas distintas de narrar en un texto periodístico que se valga de recursos que provienen de la literatura?


Como dijimos más arriba: cada historia tiene una forma de ser contada que es la mejor: la que más hace brillar su verdad, su foco iluminador, su comprensión sobre la condición humana. La literatura que "entretiene" al lector no es literatura, es "entretenimiento". Ni la literatura ni el periodismo se escriben para entretener al lector.

¿En su experiencia personal que aprendizajes ha tomado de sus vaivenes y trabajos simultáneos como escritor y periodista?

Son dos pasiones que se ejercitan con los mismos músculos, pero con diferentes partes de la experiencia y de la memoria. Lo mejor entre ambas es cuando la línea divisoria es como el Ecuador: una línea imaginaria.

En periodismo la objetivad absoluta no existe, mucho menos en piezas narrativas donde el periodista fija con más fuerza y más libertad su visión de los hechos. ¿Cuáles son los límites de esa subjetivad?

La subjetividad del periodista está en la elección de los materiales que elige para contar y transmitir una verdad. Los límites están en la realidad. Todo lo que se escribe en periodismo tiene que haber sucedido primero, salvo que sea una opinión.

El periodismo vive hoy una gran revolución debido a las tecnologías digitales. ¿Qué tiene que aportarle la literatura al periodismo en este escenario?

Nada desde el punto de vista técnico, mucho desde el punto de vista de la cultura. Un periodista que lee literatura es mejor que uno que no lee, del mismo modo que una persona que lee literatura es mejor que una persona que no lee literatura.

www.fnpi.org/
Jon Lee Anderson: “Me incomoda ver cómo nuestros
diarios se convierten en filtros para filtraciones”


Autor de una de las biografías del Che Guevara más vendidas, y uno de los cronistas de guerra más conocidos de nuestros tiempos, Anderson aportó su visión sobre el fenómeno de WikiLeaks. Atendió a Ñ Digital desde su casa, en Londres, recién llegado de Afganistán, un contraste que le permitió medir el impacto de las filtraciones en uno y otro mundo.

Por ANDRES HAX -ahax@clarin.com

Una de las acusaciones más serias contra Julian Assange es que ha puesto vidas en peligro. Usted conoce los campos de batalla estadounidenses íntimamente. ¿Cómo evalúa esta acusación?

Para ser honesto, no he escuchado ninguna evidencia directa de que la información que él ha filtrado haya puesto vidas en peligro. Por supuesto WikiLeaks es algo que está en la boca de todos — y me he encontrado con muchos periodistas y también algunos oficiales estadounidenses en Afganistán, y nadie lo mencionó. Entonces, no es algo que está muy presente en la mente de estas personas. No es una respuesta científica, pero es lo mejor que puedo dar en el momento. Es un tema marginal.

¿Considera a Assange como periodista? ¿Qué impacto puede tener sobre el periodismo ahora y a largo plazo?

Contestaré la primera parte de la pregunta después, porque aún estoy tratando de entenderlo… No me gustaría llegar a conclusiones o definiciones muy apresuradas sobre qué es lo que pienso que es WikiLeaks. Aún está en evolución. Es todo muy "Brave New World" ("Un mundo feliz"). Creo que aún no se puede definir. Es parte de un debate más amplio sobre cómo está cambiando el periodismo en términos generales. Podemos agregarle WikiLeaks a este debate en curso en cual todos participamos. ¿Hacia dónde va la industria, cómo cambia la tecnología la percepción del público, cómo su relación con las noticias y con los políticos — junto a nuestra propia habilidad para entender y comunicar los eventos de nuestros tiempos como periodistas?

Todo esta cambiando. Y WikiLeaks es parte de esto. Y es posible por la revolución tecnológica que aún estamos experimentando. Pero forma parte de una tradición de cruzadas o de revelaciones de secretos. Dentro de los medios siempre ha habido un sector encargado de esta función. Yendo al pasado hay casos famosos. Y lo de WikiLeaks forma parte de esa tradición. Sin embargo, creo que también es cierto que Assange y sus colegas se ven como activistas públicos.

Y esto no se limita necesariamente a WikiLeaks. Lo he observado en el último año (tengo amigos en Human Rights Watch) y con cada vez más frecuencia estas personas están haciendo el trabajo, en algunos casos, que hacían periodistas de investigación tradicionales. Pero hay tan pocas organizaciones de noticias que subvencionan, mantienen o realmente han apoyado equipos de investigación propios. Y eso ha dejado un vacío que se tuvo que llenar, y que se está llenando —en muchos casos— por activistas sociales y por organizaciones como Human Rights Watch. Algunos de sus informes no son meramente noticias legítimas, sino que también son bien narrativas. Si miras a los diarios, cada vez más están tomando la posta de tales organizaciones, ni hablar de WikiLeaks (sic).


Volviendo a la otra pregunta: ¿cómo esta afectando las noticias? ¡Por dios! Yo llegué la noche anterior de Afganistán a una Inglaterra que estaba transformada en cuanto a la prensa… Si uno mira la prensa de calidad, por supuesto The Guardian, que está participando en este consorcio de diarios que están publicando las filtraciones… está lleno, por un lado, de las revelaciones de WikiLeaks; por otro lado, de noticias sobre WikiLeaks y sus consecuencias; y agregado a esto, noticias sobre las reacciones sobre WikiLeaks, que es político.

Entonces, WikiLeaks ahora no es solamente un divulgador de información oculta, sino que también está afectando los acontecimientos globales. O, de todas formas, la percepción de acontecimientos globales. Estamos viviendo tiempos fascinantes.

¿Qué significa la participación activa de los grandes medios en editar y difundir las filtraciones de WikiLeaks? ¿Le da más credibilidad a Assange? ¿Por qué no lo subió a su sitio no más?

No tengo respuesta al por qué no subió simplemente las filtraciones a la Web. Pero claramente aumenta su credibilidad y lo legitimita a un nivel extraordinario. Que cinco de los diarios líderes del mundo occidental participen y cooperen publicando la información dada por WikiLeaks le da una legitimidad enorme… Crea un argumento contundente contra esas voces políticas que están pidiendo que Assange sea ejecutado…

Allí está The New York Times. Hay que decir que The New York Times ha sido, históricamente, una publicación de registro del mainstream; y también ha sido un importante filtro para información filtrada por agencias del gobierno de los Estados Unidos… Aun afuera del tema de WikiLeaks, reiteradamente se muestra dispuesto a publicar información en su primera plana con referencia a la guerra en Afganistán que está filtrada directamente por fuentes importantes, anónimas, del gobierno estadounidense. Y con fines políticos.

Puedo pensar en por lo menos cuatro artículos que he leído yo mismo en el último mes en los cuales el diario, en el tercer o cuarto párrafo, dice: “hemos omitido el nombre de la fuente por pedido de la Casa Blanca.” Aunque estés de acuerdo o no, muestra que han adoptado una posición de filtro para la Casa Blanca.

¿Y eso lo ves como una actitud sumisa o colaboracionista?

Es una actitud de colaboración. Estoy pensando en un artículo donde se reveló, en una primera instancia en The New York Times, que el gobierno de los Estados Unidos y de Karzai estuvieron activamente reclutando a defectotes talibanes para que se fueran a Kabul — y hasta fueron transportados por helicópteros estadounidenses dentro de negociaciones secretas; y después, ¡ese mismo diario reveló que el supuesto mediador talibán era, en realidad, un impostor! Y que ellos conocían su nombre desde el principio, pero que —por pedido de la Casa Blanca— habían ocultado la información. Ahora. La primera información fue filtrada por la Casa Blanca: querían que se supiera que estaban negociando con los talibanes, para lograr un efecto político. Pero después el mismo diario se prestó a revelar que esa persona (cuyo nombre conocían desde el principio, pero en sólo ese segundo momento revelaron) era un impostor.

¿Estás sugiriendo que la Casa Blanca está editando The New York Times?

No iría tan lejos. Esas son tus palabras, no las mías… Pero creo que a veces esa relación es cuestionable y se debe debatir. Me preocupa, en cierto grado. Uno tiene que tener cuidado sobre cuánto uno se convierte en filtro para figuras o instituciones del poder. Ahora, menciono esto porque al mismo tiempo este mismo diario es parte del grupo de diarios que está publicando WikiLeaks; que al mismo tiempo está molestando al mismo gobierno estadounidense, que también provee filtraciones al mismo diario. Es una situación fascinante. Y, personalmente, me siento incómodo al ver cómo nuestros diarios se convierten en filtros para las filtraciones. Esto no es una forma indirecta de decir que me preocupa el tema de WikiLeaks. Estamos en una crisis de confianza pública en nuestras instituciones públicas. Y este fenómeno de WikiLeaks pone en evidencia esto mismo. Recién estamos viendo los primeros relámpagos de un problema mucho más grande, que es que no tenemos debates honestos y saludables…

Yo estaba intentando pensar qué es realmente lo que pienso sobre todo esto. ¿Estoy de acuerdo con toda esta gente que esta tan indignada?... Y en el fondo, la pregunta es: ¿He leído algo en las filtraciones de WikiLeaks que no hubiera querido saber? ¿O algo que ha afectado la seguridad de nuestro mundo? Y la respuesta es, no. Entonces, uno tiene que ponerse a un lado y preguntarse ¿Por qué es así? Y es porque nuestros gobiernos se pasan todo el tiempo filtrando la información que ellos mismos eligen para influir la opinión pública.

¿Cómo compara las filtraciones diplomáticos con los de la guerra? ¿Es posible que estas últimas filtraciones le vayan a jugar en contra a Assange y WikiLeaks?

Sólo en el sentido que ha sumado un montón de enemigos. Estas últimas filtraciones afectaron directamente las carreras de muchas personas. Pero ambos están motivados, en su centro, por un impulso parecido, que es un ideal casi anarquista de desafiar a los gobiernos y a las instituciones que han llevado a nuestras sociedades a sus dilemas actuales.

¿Piensas que lo van a callar?

No lo van a callar. Él va a encontrar una forma de seguir sacando su información. Y no creo que el público se enoje cuando saque sus próximas filtraciones sobre Bank of America. Dado el colapso económico, dadas las sospechas sobre los bancos como instituciones, dadas las decisiones políticas que nos han llevado a guerras controversiales y conflictos que no terminan y cuestan cantidades enormes de dinero… Dado todo esto, es un fenómeno imparable. Es un síntoma de nuestros tiempos.

Revista Ñ
"En Latinoamérica aún estamos en la etapa
del periodismo de quejas”

25.01.2011. Actividades de la FNPI

La periodista y escritora colombiana Ángela Posada Swafford lleva 25 años escribiendo para audiencias no especializadas sobre temas como biodiversidad, medio ambiente, oceanografía, astronomía, astronáutica, paleontología, geología, genética, evolución, arqueología y astrofísica.

Es la corresponsal en Estados Unidos de la revista Muy Interesante de Madrid. Sus artículos han aparecido en varios idiomas en revistas que incluyen a National Geographic, Astronomy Magazine, WIRED, New Scientist, The Boston Globe, The Miami Herald , Gatopardo, Travesías y El Tiempo. Ocasionalmente colabora con investigaciones y documentales para Discovery Channel y Animal Planet, y también graba y narra sus propios documentales radiales para National Public Radio.

Del 1 al 5 de marzo en Ciudad de Panamá, Ángela Posada Swafford conducirá el Taller de Reportaje sobre Ciencia y Medio Ambiente: América Latina continente de biodiversidad. Las inscripciones están abiertas hasta el 6 de febrero, para postularse haga clic aquí.


En esta entrevista Posada Swafford aborda algunos de los temas sobre los cuales trabajará en el taller y que ayudan a dar una visión sobre el panorama del periodismo científico y ambiental en Latinoamérica.

¿Qué habilidades, conocimientos previos y aptitudes debe tener un periodista que se dedique a los temas científicos?

Debe estar al menos medianamente empapado de la problemática ambiental de su región; de las noticias más recientes. Pero también debe saber al menos lo básico acerca de la ciencia del medio ambiente, del cambio climático. Un periodista interesado en cubrir el medio ambiente puede comenzar a empaparse de todo esto leyendo las buenas fuentes de información: Scientific American, New Scientist, New York Times; boletines informativos de las instituciones más prestigiosas del mundo, y de grupos de periodismo de ciencia y medio ambiente. Estos últimos son los grandes compiladores de todos estos recursos: ellos nos ayudan con la tarea, por eso hay que seguir a sitios como sej.org y nasw.org.

No es algo que se va adquirir de la noche a la mañana. Es un proceso que comienza con un interés y que sigue adelante toda la vida. Pero también es un proceso que comienza cuando te asignan o cuando ofreces un tema y entonces, si lo haces, es porque tienes el interés suficiente y la motivación como para dedicarle a ese tema horas extras de lectura e investigación en tu casa.

¿Quieres escribir sobre la selva amazónica? Bien. Necesitas un tema súper específico, ¿deforestación? ¿degradación del suelo? ¿intercambio de gases entre los árboles y la atmósfera? ¿biodiversidad? ¿biopiratería? ¿especies? ¿minería?¿Quién está haciendo las investigaciones de punta de lanza al respecto? ¿Cómo lo averiguo? Pero antes de ello, ¿Qué tengo que saber acerca de un ecosistema selvático? ¿Cuáles son las preguntas candentes al respecto? Eso es parte de la tarea. Y entre más vas aprendiendo, la tarea se va haciendo sola.

¿Qué características debe tener un texto periodístico que relata temas relacionados con ciencia, tecnología o medio ambiente? ¿Qué debemos ofrecerle al lector en ellos?

Debemos ofrecer un poco de todo: un artículo que sea interesante, informativo, y si es posible, seductor. Una nota que, no importa su tamaño, explique bien la ciencia, sin demasiada jerga, sin necesariamente meterse en explicaciones arcanas, pero con la profundidad necesaria para que el lector aprenda y se entretenga. Que explique porqué esta investigación científica es importante, en qué contribuye al conocimiento actual sobre el tema, como lo hará avanzar, y por qué eso es significativo para la sociedad.

Debemos poner en contexto la ciencia del medio ambiente con la forma en que afecta a nuestras vidas y cómo las decisiones que tomamos afectan todo esto.


¿Hay espacio para el uso de recursos literarios en la construcción de textos periodísticos sobre ciencia y medio ambiente?

Naturalmente que los hay. La explicación de la ciencia no tiene por qué ser árida. Algunos de los libros más apasionantes que conozco tratan temas científicos. Las herramientas del idioma y los trucos de la buena literatura son los mismos si te describo la odisea de una gota de agua viajando por los mares del mundo, el viaje de una partícula elemental desde que se creó el Universo, o la saga de una familia de políticos. El recurso de la imagen, de poner al lector en la escena, como en una novela de aventuras o detectives. Describir la maravilla de cómo unas cuantas células del corazón se unen espontáneamente en el plato de laboratorio y comienzan a latir por si solas; llevarlo de la mano hasta el fondo del mar en un sumergible de investigaciones. Mostrarle el primer plano de las manos temblorosas del epidemiólogo que tiene entre los dedos un frasco con un trillón de virus letales. El lado humano de la ciencia es poderoso a la hora de contar una historia, así sea de cuatro párrafos.

¿Cómo hacer comprensibles muchos temas científicos que son bastante complejos? Y al mismo tiempo ¿Cómo no caer en un exceso de simplificación?

El secreto está en un periodista que, no solo es buen escritor, sino que sabe la ciencia. Sabe qué es lo importante de destacar; alguien que sabe separar el grano de la paja. Un periodista que sabe esto podrá crear comparaciones irresistibles para explicar, por ejemplo, cómo respira una selva. O cuál es el ciclo del carbono en los océanos. O qué sucede en el desarrollo genético de un feto de jaguar para crear un felino manchado, y por qué. O cómo es que el hielo antártico contiene burbujas del aire que respiraron los dinosaurios. Y sabrá automáticamente cómo evitar el exceso de simplificación. Es como hacer dieta: no hay pastilla que valga: sólo gimnasio y cerrar la boca. Con esto es lo mismo: no hay atajos. La ciencia se sabe o no se sabe. Y eso demora.

¿Cómo ve el panorama sobre el cubrimiento y el espacio que se les otorga a los temas científicos y ambientales en los medios de Latinoamérica?

Triste. Pero no único. Algo similar se vive ahora en Estados Unidos. No obstante, hay que recordar que la prensa necesita vender. Y que si un reportero ofrece un artículo sexy (sin que sea sensacionalista), interesante, relevante, genial, con todas las herramientas de multimedia, tiene un argumento poderoso para lograr espacio. Puede que no siempre le den mucho, pero a veces sí podría lograr algo especial. Yo diría que este es el caso de tratar de ponerse en los zapatos del editor: qué puedo yo ofrecerle a los lectores que además de gustarles les preste un servicio.

Lo que pasa es que en Latinoamérica aún estamos en la etapa del periodismo “de quejas”. En la mayoría de los temas el autor de la nota entra en una letanía de críticas y quejas y plañideras que aburren a cualquier lector. Ese mismo efecto de tener algo contundente lo puede obtener mostrando una investigación sumamente interesante, que a la postre terminará diciendo lo mismo.

¿Deben los periodistas asumir una posición activista en defensa de la biodiversidad y el medio ambiente?

Esta es una cuestión cultural en Latinoamérica. Los periodistas se convierten en activistas. No debería ser así. En Estados Unidos esto significa una automática pérdida de credibilidad. La información debería ser suficientemente contundente como para que el periodista la presente, sin tener que meterle demasiada subjetividad. Siempre habrá subjetividad en el periodismo. Eso no se va a ir, porque es imposible escribir como autómatas. Siempre hay algo tuyo en tus notas. Y yo creo que eso es bonito. Pero quizás tratar de que no sea tan obvio. Eso se logra con la experiencia. Si yo sé quién es quién en X o Y temas ambientales, quiénes son esas fuentes súper sólidas, pues esos investigadores son los que me van a dar un artículo fuertemente respaldado. Ellos son quienes van a hablar. Yo solo trato de presentarlo de la mejor manera.

¿Cuáles son los mayores retos que enfrenta el periodismo científico y ambiental en la actualidad?

Pérdida de hábitat. No me refiero a la selva, sino a la pérdida del hábitat donde residimos los periodistas de ciencia y medio ambiente. Cada vez se nos reducen nuestras perchas. En Estados Unidos han cerrado tantos diarios y estaciones de televisión, que tengo docenas de colegas peleándose por un puesto de relacionista
público en las universidades o en grupos de investigación.

En cuanto a los blogs, muchos son escritos por científicos, pero ellos escriben para sus colegas o para ellos mismos, y sin embargo compiten por un trozo de esa misma torta.

En Latinoamérica hay un problema de libertad de prensa. También hay una necesidad de entrenamiento, conexiones a nivel continental y formación de asociaciones que se ayuden mutuamente.

www.fnpi.org/